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Descripción

IVAN PETRELLA
QUE SE METAN TODOS
SUDAMERICANA

Páginas: 192
Altura:
Ancho:
Lomo:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789500751322
Estado: Nuevo

Conversamos con el legislador porteño del PRO a raíz de la salida de su libro Que se metan todos. 1- ¿Por qué crees que la política, que en su origen era el “arte propio de las ciudadanos” en un momento se dejó librado sólo en manos de unos pocos? En Argentina tuvimos varias generaciones de dirigentes a quienes lo único que les importó fue vivir del ejercicio del poder y no servir a la sociedad. Como con la inflación, que en las últimas tres décadas tiene el promedio anual más alto. Esto es posible porque no tenemos políticas que perduren entre distintos gobiernos pero sí políticos que lo hacen, que no tienen problema en cambiar de convicciones para sostenerse en el poder. Los últimos 30 años sirvieron para consolidar a la democracia como mecanismo pero esta clase de políticos fracasó en consolidar lo que yo llamo “cultura democrática”: la búsqueda de unidad y el diálogo, el respeto por la ley, la transparencia, la coherencia, la humildad y la verdad. 2- Hay algo de vuelta, entonces, al sentido original (y primero) en esta propuesta de “política distinta” o “nueva política” (sic de la contratapa). Como decía antes, lo que nos falta es afianzar, profundizar la democracia. Nuestro problema no es técnico. No es económico, o de las reservas, o el dólar. Profundizar la democracia requiere que todos nos involucremos más porque depende del cuidado del espacio cívico y público que compartimos. No es un espacio teórico o intelectual. Es físico. Hay que entender que la democracia no es algo que ocurre una vez cada dos o cuatro años cuando vamos a votar. La democracia la hacemos todos los días en los lugares donde nos encontramos con otros y especialmente con otros que piensan distinto a nosotros. Cada vez más gente siente que tiene que meterse pero eso no quiere decir que lo viejo es malo y lo nuevo es bueno porque sí. Lo distintivo es que el enfoque tiene que estar alejado de la discusión del poder por el poder mismo y en cambio trabajar cada día para mejorar la vida real de las personas de carne y hueso. Eso no se va a lograr solo con una renovación parcial de la política. Todos tenemos que aportar. 3- ¿Cómo crees que se sale de estos viejos prejuicios que abrevan y alimentan continuamente el ámbito político (y por lo tanto ciudadano)? La gente en el 2001 quería “que se vayan todos” pero creo que hoy se entiende que si les dejamos la política a los políticos, si no nos preocupamos y participamos, nos va a ir mucho peor. Ese cambio no se da de arriba hacia abajo. Fue y es la gente quien lo está llevando a cabo. Desde la gestión y quienes estamos en la política diaria tenemos que entusiasmarnos con este nuevo sentimiento, que es profundamente democrático como lo manifestaron las demostraciones en busca de verdad y justicia. 4- ¿Cuál es la manera de convocar a la participación, existiendo tanto prejuicios como desaliento y descontento en la cosa pública por parte del ciudadano común? El ciudadano desconfía del político y con razón porque lo defraudaron muchas veces. Además, me parece que la gente ve que la política está muy alejada de su vida cotidiana y a su vez hace oídos sordos ante algunos de sus problemas más importantes, como la inflación y la inseguridad. Entonces la participación viene de la mano de esa necesidad de reformular nuestra manera de ejercitar, diariamente, la democracia. Hay valores que los argentinos estamos levantando hoy más que nunca, como la necesidad del diálogo por sobre la confrontación. De la misma manera que la ciudadanía tiene que perderle el miedo a la política y meterse, la política tiene que tener como único objetivo trabajar para mejorar la vida de todos. Hacen falta más políticos que puedan tomarse un bondi tranquilos y nadie les diga nada. 5- ¿Cuál debería ser el rol de los políticos para poder acompañar este viraje hacia una nueva política? Es eso justamente, acompañar. Los líderes mesiánicos que creen que tienen la respuesta para todo no nos sirven y la sociedad está tomando nota de esto. El reclamo de algo nuevo, diferente, viene de la gente. Hay que oír ese reclamo y actuar en consecuencia atendiendo las preocupaciones y los deseos de cada uno de los argentinos. Ese cambio es tan necesario como inevitable si queremos empezar a resolver nuestros grandes temas pendientes y construir, entre todos, el país en el que queremos vivir. El desafío es involucrarse y participar.